A la culpa se la vive como un peso inmenso, casi como una mochila llena de piedras que nos hace sentir que no podemos con esto, que nunca nos va a salir bien, que la comida puede más que nosotros, y es una carga tan pesada que desmoraliza, desmotiva, y nos sentir vencidos. Sentirse así de mal por algo sobre lo que ya no podemos hacer nada al respecto ¡es energía perdida! Así que aprovechemos esa energía usando esa situación para aprender. Sacate la mochila, parate arriba y desde ahí mira hacia un lado y otro: de allá venís y no te sentiste bien. Entonces ¿qué vas a hacer la próxima vez para sentirte mejor? La típica respuesta es "voy a hacer absolutamente todo bien". Pero eso ya lo intentaste, y como no salió como querías te sentiste mucha frustración, entonces ¿no es mejor ir mejorando paso a paso? Proponete cosas que puedas cumplir, pensá en primero comer sólo tres, después sólo dos y después será uno. Es más importante salir de un cumpleaños con el amor propio alto ("dije tres y comí tres, ¡bien por mí!") que con la autoestima baja ("dije 0 y comí 2, soy un desatre️"). Las exigencias altas no permiten valorar lo que sí sale bien: dos sería mejor que tres, pero se vive como fracaso si la exigencia era alta! Hay que fortalecerse para llegar a sentir que uno mismo decide cuánto y qué comer. Esa fortaleza después nos permite ir eligiendo mejor, pero primero hace falta convencerse de que quien elige sos vos. Fortalecernos, aprender a pasar las situaciones con más seguridad en nosotros mismos, sin la ansiedad y tensión de las exigencias altas, y después desde tu convencimiento de que ya pudiste con tres️, mejorar a dos️, y llegar a darte el gusto con uno, que vas a ver que es suficiente. Acordate siempre: se trata construir una manera sana de comer️, no de poder con todo.
María Lafosse
La Culpa es de la Autoexigencia
Actualizado: 23 dic 2018
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